Todos los humanos tenemos, en cierto grado, algo de magia. Una bruja es consciente de tener capacidades muy desarrolladas como la percepción, la videncia, las premoniciones o la sanación. Por tener estas condiciones, se considera una bruja natural, por lo que se siente atraída por los misterios de la vida espiritual. Tiene gran conexión energética con lugares particulares, personas, culturas, etc.
Durante muchos siglos la imagen de la bruja ha adoptado una connotación negativa y oscura, pero actualmente este concepto ha cambiado. Los hechizos y las pociones se encaminan hacia la sanación, el amor, el equilibrio, la inventiva y el conocimiento. También en cuanto a las hierbas y los remedios naturales que intentan aliviar los malestares físicos emocionales y espirituales.
Para ser una bruja no es necesario estar afiliada a ninguna religión, filosofía, o creencias. Existen brujas de muchas corrientes, tú eres la única persona que puedes decidir lo que funciona para ti, y de qué manera llevar a cabo la práctica.
Debes conocer sobre las diversas tradiciones mágicas e investigar; dedicar tiempo y estudios a ese tema. Luego, dependiendo de tus intereses, puedes elegir cuál puede ser más apropiada o interesante para ti, de las diferentes corrientes de pensamiento y tradiciones que existen.