La forma en que comenzamos la mañana marca el tono de todo lo que sigue. Los pensamientos y acciones al abrir los ojos son la semilla que dará fruto durante el día: según lo que elijas, vas a experimentar más calma, gratitud, alegría o estrés.
Por eso, una práctica poderosa es programar tu día con gratitud y pensamientos positivos. Algunos ejemplos que podés repetir apenas abras los ojos:
- Hoy tengo un gran día, lleno de alegría.
- Mi jornada es productiva y en armonía.
- Hoy disfruto de cada momento y lo agradezco.
- Estoy rodeado de amor y abundancia.
- Cada paso que doy me acerca a mi propósito con confianza.
También podés transformar frases cotidianas que suelen sonar pesadas en afirmaciones llenas de energía positiva:
No decir: “Uff, tengo un montón de cosas que hacer.”
Decir: “Qué bendición poder levantarme y tener tantas oportunidades por delante.”
No decir:: “Hoy va a ser difícil.”
Decir: “Hoy tengo la fortaleza para atravesar cualquier desafío con confianza.”
No decir: “Estoy cansado de la rutina.”
Decir: “Agradezco tener un camino que me permite crecer día a día.”
Recordá: lo que pensás al despertar es la semilla de lo que vas a cosechar durante tu jornada. Elegí sembrar gratitud, confianza, amor y alegría.